Otro
Si jugáramos a “100 Mercatitlenses dijeron”, esta duda estaría en el top 5 de preguntas frecuentes, ¡y entiendo el por qué! Tener imágenes vendedoras y creativas en minutos, a veces parece demasiado bueno para ser verdad… ¡¿cuál es el truco?!
La realidad es que el marco legal y las regulaciones alrededor de la inteligencia artificial siguen en pañales, y el ámbito artístico no es la excepción. Por eso, en este blog voy a responder de una vez por todas esta duda que le quita el sueño a muchos, y que frena a otros tantos de aprovechar las herramientas generativas de imagen.
Vámonos por partes como diría el buen Freddy Krueger:
¡Ajá! El origen de nuestro dilema… Hay quienes piensan que modelos como Midjourney solo hacen copy paste a una obra existente y zan se acabó, peeero no. Es tan sencillo y tan complejo como ponerlos a estudiar. Sí, su entrenamiento consiste en aprender patrones y características visuales de millones de datos. ¿Ves? Y tú te quejabas de las fracciones. De esta manera son capaces de tomar tu solicitud y generar nuevas imágenes de manera autónoma.
Algunos artistas se quejan porque toman sus obras para este proceso de aprendizaje, pero, ¿qué no así aprendimos todos? Les apuesto una picafresa a que la Mona Lisa está en todas los temarios de Historia del Arte y que todos leímos Don Quijote en contra de nuestra voluntad porque era vital saber quiúbole con los clásicos.
En resumen, sí entrenan con imágenes ya existentes, pero solo para tener suficiente teoría como para crear algo “original”. Y lo pongo entre comillas porque, ¿hay algo que hoy día sea 110% original? Hay reinterpretaciones, influencias, ¡y mucha inspiración! Solo pregúntenle a Disney y a sus cien refritos…
Aquí lo importante es que los creadores de estos modelos sean honestos respecto a qué imágenes y/o datos se usan en la escuelita de IA para abrir el espacio a negociaciones. Un desafío ético para otro blog, sin duda…
Respuesta corta: No.
Respuesta larga, ponte cómodo: Las obras creadas únicamente con IA no pueden ser registradas bajo derechos de autor, ya que a fuerzas necesitan tener colaboración humana para entrar al reino del copyright.
Si nos ponemos bien existencialistas, surge el debate sobre quién debería ser considerado el autor de estas imágenes: ¿la persona que genera el prompt?, ¿el usuario de la IA?, ¿la propia IA?, ¿el creador de la IA?, ¡¿la mamá del creador de la IA?!
Y por eso, la respuesta corta es no. Es más: Midjourney especifica en sus políticas que todas las imágenes creadas con la herramienta, son libres de derechos.
“Juan, ¿esto significa que puedo anunciar mi negocio de flanes haciendo imágenes hechas con IA con confianza?” ¡Elemental mi querido Mercatitlense!
Por un lado esto abre las posibilidades comerciales, y por otro, esta complejidad deja en evidencia que hay mucha chamba por hacer en el departamento legal.
Y no creas que el tema de la propiedad intelectual se pone intenso solo cuando de IA se trata. Justo porque vivimos en un mundo de ideas y creaciones, podríamos hacer una telenovela con más temporadas que Greys Anatomy con todos los casos complejos de personas que reclaman autoría.
Entendible, no todos los artistas están dispuestos a que sus obras sean material para la escuelita de la IA, y como en la guerra y en el amor todo se vale, ya existen varias estrategias y herramientas disponibles para evitarlo:
1. Nightshade: Básicamente agrega cambios invisibles a los pixeles para que en caso de que usen tus imágenes para entrenar a estos modelos, este diga “mi no entender” y aprenda incorrectamente las características únicas de tu estilo.
2. Marcas de agua invisibles: Algunas herramientas defensivas insertan marcas de agua invisibles en las imágenes de los artistas para que las IA las ignore. Camuflaje nivel experto.
4. Registro del proceso creativo: Otra opción es registrar tu proceso creativo en plataformas como SafeCreative para decir “¿si fuera IA podría hacer esto?” y mostrar los pasos previos o bocetos para demostrar tu autoría.
La IA continúa transformando nuestro mundo, así que es súper importante que las leyes y regulaciones resuelvan los desafíos únicos que esta tecnología plantea. Sigan haciéndome este tipo de preguntas, siempre es bueno saber dónde está trazada la línea para hacer y deshacer con seguridad, en lugar de aplicar la de “mejor pedir perdón que pedir permiso”.
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